Pensar científicamente para optimizar el hacer ¿nos hace olvidarnos de movernos y construir, sumidos en el invisible mundo de lo abstracto?
Un mamífero depredador no se detiene ante un cuadro impresionista. Es tan absurdo para él entrar a ese universo de consideraciones inexactas e inútilmente inacabable, como para El Principito ver a alguien apropìarse de estrellas intangibles y remotas cuya posesión le permitiera comprar más, para administrarlas e invertirlas infinitamente.
¿Desbordarse y volver a ser no humanos? ¿Vivir y subsistir? ¿Desengañarse de lo irreal?
¿Dormir?
Y finalmente detenerse ante la previsible y larga cadena que estas conclusiones desarrollarían.Sin un por qué.
.